Reykjavík es una ciudad pequeña pero rica en cultura e historia. Una de las mejores cosas que puedes hacer es visitar el Museo Nacional de Islandia, donde puedes aprender sobre la historia del país desde los tiempos de los vikingos hasta la era moderna. Para los amantes del arte, el Museo de Arte de Reikiavik ofrece una variedad de exposiciones contemporáneas. El Harpa, un centro de conciertos y conferencias situado en el puerto, es un lugar emblemático por su arquitectura única y donde puedes disfrutar de conciertos si tu visita coincide con su programación.
Pasear por el centro de la ciudad es una experiencia agradable, con sus calles pintorescas y coloridas. Puedes visitar la Iglesia de Hallgrímskirkja, uno de los edificios más altos de Islandia, desde donde obtendrás vistas panorámicas de la ciudad. Además, el Lago Tjörnin ofrece un lugar tranquilo en el corazón de la capital, perfecto para un paseo relajado. La vida nocturna también es bastante animada, especialmente en la zona de Laugavegur, donde encontrarás numerosos bares y cafés.
Finalmente, un baño en la Laguna Azul, aunque un poco fuera de la ciudad, es una experiencia relajante y única que muchos visitantes disfrutan después de descubrir la capital. Recuerda que Reikiavik es también un buen punto de partida para explorar otras maravillas naturales cercanas, como el Círculo Dorado o las luces del norte durante ciertas épocas del año.